Vivían en un sueño conjunto

Siempre vivían en un sueño conjunto que no eran capaces de vencer.
Llevaban tiempo jugando a mirarse y cuando coincidían esquivarse las miradas.
Ella siempre se mordía el labio inferior.
Él se ponía muy rojo.
Pero ¿cómo iba a dejar de mirar esos preciosos ojos azules?
Siempre se buscaban, pero ninguno se atrevería a dar nunca el paso, así vivirían hasta el final del curso, cuando sus vida se separarían para siempre.
Recordaba cómo empezó aquello, recordaba observarle en silencio y estremecerse cada mañana al verle.
Recuerda haber buscado cualquier escusa para hablarle e intentar ocultarle a sus amigas aquel sentimiento que había nacido en ella.
Recuerda haberle escrito poesía en silencio, pero nunca desvelarsela, nunca desvelarsela a nadie.
Pero nunca había confiado en ella misma y se maldecía de no ser más guapa, comer menos o tener otro sentido de la vida.
No era guapa, ni estaba buena, no se arreglaba demasiado. Encima era demasiado buena y  como una niña pequeña sin rumbo.
Así que abandonó como tantas otras veces. Decidió que esta historia tampoco tendría final e intentó olvidarse de ese estúpido sentimiento. Total, como tantas otras veces seguiría sola.

Con el tiempo vino el verano, la distancia y los momentos sin hablarse porque no existía escusa.

Acabó olvidando todo y prefirió verlo como un compañero más.
Sin embargo a la vuelta del curso ha vuelto una pequeña dosis de aquellos sentimientos.
Y quizás, aunque ella no tenga esperanza, puede que esos sentimientos sean mutuos y ella no sepa nada...
Como dije, siempre vivían un sueño conjunto que no eran capaces de vencer.

V.K. Texto ficticio

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