Confío en ella, confío en mí.

Es cierto que nunca llegaré a conocerme del todo y quizás eso es lo que hace que muchas veces me comporte de tal forma. Quizás sea una de las razones más importantes por las que por cada paso que doy, se convierte en una multitud de ideas inseguras en mi cabeza. Y quizás sea una de las razones por las que soy tan inestable a la hora de tomar decisiones o ser yo la que lleve las riendas de las cosas, pero no os miento si os digo que me he cansado y que aunque no conozco el todo de mi alma, conozco una gran parte de ella. 
Por eso no me rendiré a la hora de tomar el camino que me haga feliz, las decisiones que me conviertan en la persona que quiero ser y no en la persona que debería ser...

Porque sí, soy esa niña que no para de enamorarse de las cosas, esa niña que siente a su manera y defiende sus ideas hasta dejar sin palabra. Esa que deja sin palabras incluso cuando no tiene que defender y tan sólo quiere querer…
Pero también soy esa chica triste, melancólica y sensible que verás llorar millones de veces.
Una chica enamoradiza de personas y sitios. Porque quizás nunca la viste emocionada tras una noche estrellada o observando cada detalle del lugar dónde se encuentra. Nunca la viste retratando los momentos tras palabras y despeinada tras el viento.
Una chica que puede adorar el sol y el buen tiempo, pero que baila bajo la lluvia y se refugia tras el frío.
Una chica dulce y cariñosa, pero fría y hostil otras.
Siempre tan callada para unas cosas y habladora para otras…
Podrá llenarte el corazón de alegría o hacerte llorar en otros momentos.
Te descolocará, pero a la vez te llamará la atención.
No es preciosa, no tiene muchas cosas, no es inteligente, pero sin duda te dará todo lo que tiene.
Y quiero hacerlo, quiero quererla tal y como es. Quiero que no se oculte tras sus fantasmas y tenga miedo de lo que le rodea.
Porque sí, quiere demasiado rápido y confía en todo el mundo, quizás te cuente demasiado de su vida muy pronto, pero es que es así y sabe que aunque es un arma de doble filo, ha hecho que pueda querer como nada.
Quiero que crezca, que sea madura, que se enfrente a la vida, pero que nunca pierda esa niña que acarició la ilusión tantas veces, cómo luego la odió.
Estoy harta de recriminarle sus fracasos y quitarle peso a sus victorias.
Estoy harta de odiarle por su cuerpo y quitarle su valor.
Desde luego su existencia tiene un valor y aunque aún no lo ha llegado a descubrir, lo irá haciendo poco a poco.
Confío en ella, confío en mí… 

V.K. 

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