Hasta luego verano...

Recuerdo aquel verano de 2011, era una niña llena de emoción, mi nueva etapa empezaba en aquel centro y además quería comenzar desde cero. 
Después de varias lloreras, amores imposibles, insultos y mucha, mucha rebeldía. Después de discutir sobre política o ideales con mis compañeros, entiendo que ha llegado la recta final y que cuando ésta acabe no podré evitar echarles de menos, porque aunque haya discutido con todos alguna vez, han sido personas que han hecho que mi mente crezca y siempre por suerte o por desgracia, acabo adorando a todo el mundo. 
Pero no venía a hablar de esto en especial, cuando acabe del todo ya me centraré en hacer una mención especial a tantos años.
Venía a escribir sobre mi verano, esa montaña rusa de sensaciones durante tres meses que aún no acabo de dominar, pero que ha acabado felizmente. 
Subirme a aquel avión, por primera vez, supuso una metáfora para mí vida. 
Viajar a aquellas ciudades, por primera vez, hizo que comenzara a disfrutar de verdad de la vida y a que en cada fotografía se escondiera ese sentimiento de libertad que nunca antes me había pateado tan fuerte. Soy errante, pero adoro a la gente que vive en el sitio dónde continuo mi rutina, son sentimientos contradictorios, pero perfectos para mí. 
Recuerdo hallarme comiendo, por primera vez, comida Japonesa y Tailandesa, aquella explosión de sabores fuera de mi conocimiento. Recuerdo sentirme fuerte cuando empecé a comer aquel sabor tan picante y pude soportarlo, es más, me encantó. 
Recuerdo sentirme sorprendida con las construcciones de Praga, aquella a la que había ido por primera vez y descubrir que era la ciudad que más odiaba y más quería a la vez. Una especie de sentimiento amor-odio, aunque siempre acababa pudiendo el amor. 
Polonia y la dos ciudades que visité, serán por siempre una de esas ciudades de las que me enamore por largo tiempo. Aquellas calles coloridas, aquel ambiente siempre lleno de paisanos y músicos. Aquellos contrastes entre lo comunista y lo que se construyó antes o después de la guerra. 
Todo aquello que se oculta tras los libros de texto. Todo lo diferente entre las dos ciudades... No obstante, ambas ciudades preciosas. 
Y recuerdo aquellos sentimientos de frialdad en Auschwitz, aquel sitio dónde se llevaron muchísimas vidas por delante, ese sitio oscuro, frío, terrible, incluso cuando hacía sol. Incluso cuando han pasado tantos años. Aunque no me gustaba que ciertas personas tomaran el tema de forma morbosa, en vez de intentar aprender del pasado histórico. A pesar de ello, fue una manera mucho más fácil de entender muchas cosas. Somos tan vulnerables...

Sin duda ha sido uno de los mejores viajes en los que me he sentido muy unida a mi familia, en especial a mi hermana que la adoro. 

Después de estar una etapa insulsa, vino el viaje a Cádiz. Este viaje fue especial porque me acordé de todo lo que pensé hace un par de veranos, cuando creía que no volvería en un largo tiempo y sin embargo allí estaba y me seguía sintiendo muy parecida, igual que en aquella época. Viaje de conciertos, playas y una ruta en la que me encontré odiándola, pero luego me sentí muy orgullosa de acabarla. Viaje de descanso y de sentirme muy feliz de tener la familia que tengo.
Y más tarde exámenes en los que también me he superado. Un largo viaje en el que me han ayudado y al final he conseguido pasar los baches.
La última etapa ha sido más complicada, quizás porque estaba demasiado confundida, quizás porque ha habido baches y no he sabido enfrentarlos y de seguro porque me he encerrado mucho en mí misma. 
Pero sin duda las últimas semanas han sido especiales con la vuelta de una gran amiga a mí grupo. Con la vuelta a la normalidad de mi vida scout y sobre todo de las personas que quiero mucho dentro de esa vida.
Con volverme a sentir igual de a gusto con un par de personas que antes fueron parte de mi segunda familia. Y qué siguen siéndolo. 
Y al conocer a un chico al que quizás le deba la vida por devolverme la inspiración y al que nunca le llegaré ni a la suela de los zapatos. 
Ahora que sé que me estoy recuperando de la recaída quiero decir que eres bienvenido a mi vida. 
Y que por el momento no pienso rendirme en la nueva etapa y recta final que empieza mañana. 
Ha sido una montaña rusa, pero he llorado, he reído, he vivido, he querido y sobre todo he sido y seguiré siendo feliz en muchos momentos. 

Hasta luego verano, nos vemos en unos cuántos meses, te echaré de menos... 



Comentarios

Entradas populares