Mi ciudad

Admito que adoro viajar, ya sea por mí país cómo conocer sitios nuevos en el extranjero.
Pero tengo un sentimiento claro, estoy enamorada de mi ciudad y su gente.
Sé que millones de veces me he quejado de lo que me rodea, he querido huir y ser algo completamente distinto. Sin embargo no podría explicar esa emoción que siento por dentro cada vez que me dejo llevar por ella.
Estoy completamente enamorada de su paseo fluvial, de las calles del casco antiguo, las vistas desde diferentes sitios.
Estoy enamorada de la poesía que se oculta tras cada esquina y la felicidad con la que vive la gente. Enamorada de los universitarios que desbordan alegría o los chicos que vienen a disfrutar de la noche.
Admiro a las parejas que pasean dadas de la mano, cómo si el tiempo no fuera existente para ellos. Admiro los grupos de amigos que conforman su propia historia y los señores mayores que toman café en las terrazas, esos que te miran con ilusión cuando ven que estás empezando a librar la batalla de la vida.
Y puede ser que haya llorado, odiado, gritado e incluso me haya desesperado cuando no podía huir de la rutina. Sin embargo he querido, he abrazado, he reído y me han hecho feliz en esta ciudad.
Y no sé, al fin y al cabo, sé que de momento necesito su encanto.
Si no hubiese sido por ella no sería esta niña inocente, curiosa, sensible e ilusionada.
Quizás no hubiese estado nunca acompañada de mi guitarra y mi cuaderno (el cual tiene nombre, pero eso es otra historia).
Y lo más importante quizás no hubiese conocido a gente que me ha llenado tanto y estará por llenarme.
No soy de ningún sitio, pero vivo enamorada de todos y en especial de este.

V.K.