El cambio empieza por nosotros mismos

Desigualdad, unificación de poderes, materialismo, democracia reprimida y envejecida...
No paro de oír que la economía ha mejorado y puede ser que sea así, que en porcentajes estadísticos se demuestre, pero día a día muy pocas cosas han cambiado y si lo han hecho ha sido a peor.
Parece que los gobernadores ya no toman el papel de ciudadano y ante todo el presidente del gobierno, como sus diputados y militantes del partido no dejan de ser principalmente ciudadanos.
Sin embargo desde que tengo consciencia de la política ( y he de admitir que se bien poco, por no decir nada) he visto que la empatía ha muerto y que la población que estaba en paro y con deudas hasta el cuello, tenían que oír cosas como que los yogures se pueden tomar caducados y que no pasa nada. Seguramente esa persona, militante de un partido masivamente votado por aquel entonces, no tenía la preocupación de tomarse los yogures a tiempo antes de que caducaran, porque se puede permitir tirarlos.
No quiero pedir que ese señor esté en las circunstancias de la población, quiero que todo el mundo tenga derecho a comer sin tener que preocuparse del dinero que gasta en la compra o aún peor, teniendo que ir por las basuras cogiendo comida. Me duele decir que mi inocencia pensó que eso no lo conocería, no obstante eso lo han visto mis propios ojos.

Mi gobierno anterior y posiblemente actual ¿realmente me representa?
La respuesta más clara es un no, no quiero que me represente la privacidad en los servicios públicos, la corrupción, la desigualdad favoreciendo a los sistemas más altos y degradando a la clase media (que dicen que ya ni existe) y a la clase baja.
Defienden que se deben marchar los inmigrantes e igualan la religión católica a otras asignaturas en la LOMCE, ¿dónde se han dejado las demás religiones?, ¿en serio es tan importante como francés, TIC, psicología...?
Y para colmo la justicia es tomada por sus manos, sin llegar a ser del todo justa y alargando juicios que tienen clara sus condenas.
Me recuerda a la unificación de poderes legislativa, judicial y ejecutiva de los sistemas autoritarios, aunque ahora hay un cuarto amante el dinero que los une.
Nos reprimen la libertad de expresión y nos comen el coco a través de los medios de comunicación.

El mundo es materialista e hipócrita, hemos olvidado los verdaderos sentimientos como el amor, la paz, la tranquilidad, la empatía, la solidaridad. Hemos olvidado sonreír y dar al otro cosas mejores que las que el mundo te regala a ti.

Los jóvenes podemos cambiar el mundo, gritar y alzar nuestra voz.
Pero primero el cambio empieza por nosotros mismos.

V.K.

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