Hoy...

 Llevamos mucho tiempo dibujando paisajes fúnebres. Llevamos mucho tiempo retratando el cielo en gris y mi guitarra ya no es la misma desde hace unos meses. Llevaba mucho tiempo intentando huir de lo inevitable y tan sólo encontré pedazos de mi mente dolida. Quizás no había sido consciente de lo que me rodeaba, de las pequeñas cosas que forman lo que hoy en día llamamos mundo, quizás no había abierto los ojos hasta hoy. 
He salido a la calle, nunca había visto tan bonita la ciudad, nunca había encontrado tantas risas, tantos besos desatados y tantas miradas brillantes.
 Nunca había visto la ciudad tan llena de parejas que andaban graciosas dadas de la mano, de esas miradas que realmente están conectadas, de esas sonrisas tontas que salen cuando tienes a la persona que quieres a tu lado. 
Hoy he podido ver a niños felices corriendo por la calle, sin ninguna preocupación, disfrutando del presente y sin plantearse nada de su futuro, esas mentes inocentes y esa etapa en la que la mayor preocupación era si podías ir al parque aquella tarde. Quizás los adultos deberían plantearse si tanta preocupación es necesaria, si de verdad hay que pensar siempre en el futuro y recordar constantemente el pasado. 
Hoy he salido a la calle y he visto amigos, amigos que se echaban unas risas juntos, que jugaban a pegarse, que hablaban tranquilamente. Personas que tenían una historia independiente, pero que todos juntos formaban una historia más fuerte. 
Hoy he visto la ciudad, he visto sus luces, su movimiento, sus casas, su ambiente y he disfrutado de ello, de dejarme llevar por las calles descubriendo nuevos sitios y recordando historias de mi pasado, pasando mis ojos por cada persona que pasaba a mi lado, por cada coche que iba a su destino, por cada edifico dónde vivían humanos con su propia rutina. 
Hoy he dejado que me vean sonreír, que observaran mis gestos, mis pequeños movimientos con torpeza y mi pelo revuelto. Hoy, hoy no tenía miedo, hoy se que éste me ha abandonado por un largo tiempo y ese tiempo es suficiente para vencer el que me haya atado durante tanto tiempo. 
Hoy he retratado el cielo de color azul, he perdido mi tiempo en ver la ciudad de otro modo, he tomado mis propias conclusiones y he actuado de forma coherente con mi mente y mi corazón.
Hoy he abierto mis ojos y me he dado cuenta de que tengo suerte de pertenecer a esto que llaman mundo, de tener todo lo que me rodea, de sonreír y de que lleguen a observarme. Hoy soy consciente de que he revivido y por una vez no me voy a dejar morir en un paisaje fúnebre. 

V.K. 

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