La grulla de papel

A veces los pequeños detalles marcan a las personas, les impulsan cuando tienen sus problemas y les dan la fuerza que necesitan.
A veces sin darte cuenta estás cambiando el mundo, regalando vida y mejorando la forma de mirar el día a alguien, incluso la forma de ver el mundo.
Una sonrisa puede salvar a una persona que tiene un pésimo día; un abrazo da el afecto que quizás alguien echa de menos; incluso un bonito "te quiero", "me caes bien" o cualquier cosa que la mente te sugiera, puede dar ilusión a una persona en su vida.
Hay momentos en los que el ser humano se empeña en buscar el dinero y lo material para ser feliz, llegando incluso a no valorar el día a día, su entorno y las personas que le quieren.
Hay momentos incluso en los que normalizamos cualquier cosa, que ya casi ni le damos valor.
Sin embargo, a veces llegan regalos tan bonitos como una grulla de papiroflexia y te das cuenta del valor de las personas, de los pequeños detalles, de los momentos que se irán, pero que te habrán regalado bonitas experiencias.
Recuerdas que a veces una grulla, una sonrisa, unas palabras pueden reavivar tu propia rutina, haciendo de la peor semana, algo más bonito y fácil.
A veces los pequeños detalles marcan las personas, les impulsan cuando tienen sus problemas y les dan la fuerza que necesitan, ayudando así a cambiar el mundo, a regalar humanidad y a romper con la carencia de ésta y de los valores.
A veces una pequeña grulla de papel puede ser uno de esos bonitos regalos que guardes para siempre en tu memoria.
Y es ahí donde está la importancia de las cosas: regalar y dar lo mejor de ti para mejorar el entorno de los demás.

V.K. 

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