Dicen...

Dicen que este país está mejorando, que el paro ha disminuido y la economía ha mejorado notablemente. Puede que haya gente que esté algo mejor o que quizás los que ya estaban bien, gracias a la crisis ahora estén mejor. Sin embargo en mi último viaje a Santander he podido comprobar que en cada calle había una persona pidiendo, una persona que te pedía auxilio con la mirada y que precisamente daba a entender que ese mundo de la mendicidad no es plato de gusto para nadie. Por supuesto que ya lo sabíamos, pero eso son tan sólo ideas de como podría ser esa vida, una vida en la que te toca sobrevivir con frío, soportando la mirada de un idiota de turno que te mira por encima del hombro porque se cree superior y a ti te considera un pobre mendigo que se dedica a tomar sustancias adictivas. 
No obstante tomen sustancias adictivas o no, tenga un aspecto bueno o no, la vida ha cambiado mucho y es que la gente cada vez es más pobre, cada vez deben más dinero teniendo menos y esto solo ha sido culpa de unos humanos que decidieron complicar la sociedad... 
Pero por si esto no fuera triste, lo más triste de mi país y posiblemente del mundo es la diferencia social entre las personas, ¿por qué hay gente con millones y millones  y gente que casi no tiene ni que llevarse a la boca? La respuesta más simple es decir que esto le interesa a un grupo de personas que tienen el poder, un grupo de personas que decidieron destacar y comerse a sus amigos, para creerse más fuerte, más poderosos y mucho más prestigiosos. Lo que a estas alturas me pregunto, es, ¿Cómo pueden dormir por la noche? ¿Cómo pueden salir a la calle y no darse cuenta de todo lo que han creado? Es triste que el ser humano tenga más en cuenta el dinero, el prestigio y la ganas de destacar que el de ayudar, compartir y ser feliz con menos pero repartido igualitariamente. Es triste que el ser humano no sea consciente de que las personas que vemos en la calle pidiendo o durmiendo fuera, la mayoría, no están ahí voluntariamente y que se están dejando la piel para sobrevivir en un mundo en el que el infierno está en la vida, no después de la muerte. 

Pero incluso lo que más me entristece de todo, es que las personas que tienen al menos un salario, una casa y algo que comer, incentiven la desigualdad pronunciando notablemente esta mendicidad. Cada vez que ven a alguien "importante" sea el rey, un empresario o un gobernador, pierden el culo por ir a verle, poder saludarle y mostrarle un templo de lo "bien" que están haciendo todo. Respeto el que quieran ir a ver a un personaje que ellos consideran importante, no obstante, no es lo más importante que hay y fardar de ello ante los demás solo les sirve para intentar destacar y crear un circulo vicioso. La realidad es que ni el mundo está tan bien, ni la gente "importante" es tan "importante". Deberíamos abrir los ojos y darnos cuenta que en vez de atacar a los seres humanos para tener un poder inexistente y que sólo existe cuando le damos de comer, con actos como los anteriores, intentemos luchar todos juntos contra un gobierno, un estado o un sistema equivocado y corrupto. 

Intentemos ponernos en la piel de todo ser humano y ayudarle a luchar contra una injusticia, pues es la manera de cambiar el mundo. Es mejor dar la mano, que poner la zancadilla para ver a alguien tirado. Y desde luego este país necesita más ayuda y menos patadas en el culo...

V.K.

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