Alfa y omega

No llevo bien las despedidas, pero aún así sigo aceptándolas como parte de la vida.
Desde que con catorce años se instauró en mi cognición el alfa y omega, aprendí que prometer un "para siempre" no tenía un sentido, pues el <<tempus fugit>>.
Eso es lo que me ayudó a sobrellevar mi trabajo con personas que podían morir y aceptar que yo también tendría un punto final.
Es como sobrellevo los puntos y aparte de la gente que desaparece sin más explicaciones, a pesar de que ya les hayas cogido cariño, porque tienes un corazón esponja.
Mirando el mar, me doy cuenta que las cosas van y vienen, pero a veces lo que pierdes en él, nunca regresará. A veces es liberador, a veces da pena, pero siempre es una situación que te enseña a liberarte de pertenencias que quizás no eran tan importantes, aunque en ese momento pensaste que sí.
Sin embargo, hay algo que casi nunca podrás perder en el mismo, si lo haces bien y con seguridad, si te sumerges a ti mismo no te pierdes, sigues acompañado de tu presencia, sin más ruido del exterior.
A veces solo se necesita silenciar el ruido, las despedidas innecesarias y las pertenencias que tampoco eran tan importantes.
Conectar con la naturaleza y ser uno con ella, mientras el tiempo corre inevitablemente.

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