Ruidos y sonidos

Hay muchos tipos de ruidos y sonidos, tantos que quedarse en un silencio completo es casi imposible.

Recuerdo los sonidos de mi infancia, que no el ruido, canciones que se entonaban junto a los diferentes juegos en el descampado de enfrente de mi casa.  También, recuerdo el sonido de mi madre cantando mientras cocinaba nuestro plato favorito, y lo que el dinero nos dejaba, aunque yo aún no lo supiera.

Recuerdo el ruido de los coches, el sonido de mis amigos jugando, el de los pájaros y el de la libertad (porque sí, ésta tiene un sonido muy especial).

Pero, una madrugada el sonido se cambió por el ruido y no nos dejó nunca más. Aquel día llegaron varios camiones de color verde militar, nos arrestaron y mataron a todos aquellos hombres que componían nuestro poblado. Sin embargo, a nosotras nos hicieron prisioneras.

La oscuridad se hizo cada día más fuerte, la violencia, las ganas de huir, el miedo, la humillación por el simple hecho de ser. No entendíamos nada, pero nosotras solo éramos un medio para un fin. Su fin era la guerra para conseguir beneficios económicos y para defender sus ideales. Las muertes no eran nada más que sombras y nosotras no éramos más que un objeto con el que conseguir poder y placer, a partes iguales.

Finalmente, pude escapar, pero simplemente para meterme en una realidad no mucho mejor. Mi casa era una especie de cárcel a la que debíamos estar agradecidas, sin poder ser libres, con miedo a que volviera la oscuridad, el poder y el placer, pero nunca para nosotras.

Continuamente estaba el ruido de la desconfianza, de la soledad, de la incertidumbre, de una realidad muy cruel. Cada día sigo viviendo el ruido de hombres que atemorizan, de inviernos fríos en casas de papel, de no saber nada más de mi familia, de agradecer al “gran occidente” mi libertad.

Cerré los ojos, pero el ruido sigue sonando en todo mi interior. Y me pregunto si éste sólo es escuchado por las personas que siguieron mi camino, pero que sólo sea un ruido en cierta medida ficticio, ya que veo que la mitad de gente no le da importancia.

Quizás medio mundo esté sordo y nunca haya podido disfrutar del sonido de la libertad, pero tampoco se haya planteado el ruido del resto del mundo.


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