La tecnología

La  tecnología se ha apoderado de nuestra forma de querer, de sentir, de vivir y de comportarnos.
La programación en nuestras mentes nos ha hecho pensar de una única manera, casi como si se tratara de lenguaje binario.
Solo creemos que nos quieren cuando el emoji del corazón de whatsapp está en nuestros mensajes de buenas noches; cuando la persona con la que estás sólo le da like en tus fotos a instagram y cuando en su chat de whatsapp no ocupan puestos otras personas que no seamos nosotros. Y esto cansa, quema y destruye los sentimientos reales, convierte las relaciones en situaciones tóxicas y opresivas.
Se convierte en un virus informático que acaba con la base de datos de cualquier relación personal, porque querer no supone apoderarse de la vida de una persona, no supone ser la media mitad de una naranja, cargar con los problemas de otro, no supone cambiar tus ideales, dejar de lado tus amistades, que no puedas decir que otra persona es bonita...
Sin embargo, nos estamos volviendo tóxicos en la forma de querer, si tenemos pareja nadie nos puede mirar, hablarnos, incluso tontear, porque otras personas tienen derecho a tontearte. Simplemente has de ser tu mismo quien lo pare o quién decida que tipo de relación quieres tener con la otra persona.
Parece que tener una relación amorosa, se convierte al instante en absorberte en esa relación, sin ver más allá de lo que tienes, porque es genial disfrutar de una persona a la quieres, pero por suerte y hasta el momento, el ser humano es capaz de querer a un montón de personas de formas muy diferentes.
No obstante, cada vez es más común que ese tipo de libertades, que antes también se volvían tóxicas, se vean impulsadas por las redes sociales. De forma que puedes pasarte conectado con tu pareja las 24 horas del día, diciendo dónde te encuentras, con quién, qué llevas puesto...
Es importante romper con la normalización de este tipo de relaciones, dejar de convertirte en propiedad de alguien por compartir una relación personal y censurar tu forma de ser por miedo a perderle.
Alguien que te quiere, te va a querer libre y confiará en tus decisiones, sean acertadas o no. 

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