Querer sin conocer...

El problema de querer sin conocer
es que acabas queriendo sin querer de verdad.
El problema de querer sin haber conocido 
es que la careta se vuelve una dura cárcel 
de la que no puedes salir sin rozaduras, cortes y arañazos. 
El problema de querer sin conocer 
es que tu ilusión se vuelve una pesada armadura 
que tapa el rostro contra el que combates.
Pero el problema de verdad es querer. 
Y esto se debe a que en una palabra tan pequeña 
como es querer, 
caben grandes significados ambiguos. 
El problema es que no nos pueden enseñar a querer 
porque cada vez es diferente, para cada persona. 
No existen medidas, 
ni limites, 
ni escusas. 
Querer es hacerlo a tu manera 
y demostrar ese sentimiento abstracto que nace en ti. 
Y por ello sólo hay un paso del amor al odio, 
porque el odio es igual que el amor, 
un sentimiento abstracto 
pero dado la vuelta 
y nace de la frustración 
de haber querido sin que te quieran.
Por ello querer es la sensación más bonita 
y el arma más dañina, 
quizás de destrucción masiva. 
Por ello quieres sin querer 
y querer sin conocer 
es no querer de verdad 
porque no sabes quien es la persona que está detrás de esos sentimientos...


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