Algo de felicidad en mi grado de infelicidad

No quiero querer tras una pantalla,
ni mucho menos querer de mentira.
No quiero sentirme tan rota e incompleta y culpar al hecho de estar sola.
No quiero volver a besar de mentira y más tarde darme cuenta de que aquello me llenó durante las primeras horas.
No quiero que me hagan más daño y que me roben lo único que solía ser capaz de dar.
Me gustaría que todo fuese más lento y tranquilo y poder recapacitar las cosas que estoy haciendo mal.
Ojalá pudiera desvestirme de este miedo que me queda tan mal.
Ojalá conociese a alguien a quien querer de verdad y ojalá me quisiera algo más.
Ojalá el mundo se alineara de una vez y pudiese sentir un poco de felicidad.
Sin embargo el cristal se ha roto.
La pared se ha llenado de sangre tras golpear mi rabia contra ella.
Olvidar es una forma fácil que me quita la vida.
Sentir se ha acabado.
Ya no soy nada.
Ya no soy lo que era.
El amor se ha convertido en odio.
Mi inocencia en decadencia.
Mi ilusión en una pesada vida que no soporto.
Y lo peor es que esto no es nada de lo que podría estar viviendo, pero tampoco se darle al pause puesto que todo sigue y el tiempo me empieza a asfixiar.
¿Sabes qué es morir ahogado?
Y hay una respuesta lógica y monosílaba.—"No".—
Pero hay otra que no para de perseguirme. Muero todos los días ahogada en mi interior, en mi pasado, en mi presente y en lo que será mi futuro.
Cada vez me adentro más en ese abismo del que no obtengo salida y del que no creo que nadie pueda ayudarme a salvarme.
Está claro que nunca he sido una princesa preciosa esperando a su príncipe azul.
Y vaya, vaya que me alegro de tener claro que no necesito alguien que me salve o complete. Sin embargo tampoco soy independiente y todo se me hace cuesta arriba.Porque no quiero un príncipe azul, ni nadie que complete mi ser. Sin embargo quiero a alguien con quien compartir mi vida y que me ayude a escribir las páginas de esta sátira de mal gusto.
Pero todo es invierno, desconcierto y tristeza.
Todo son obligaciones y buenas caras.
Todo es una inseguridad tremenda que me repite que todo irá mal.
Y realmente es así, no va bien del todo, aunque no tengo motivos para que todo sea un desastre.
Quizás es una mala racha que me está chupando la energía y que hará que todo vuelva a aquella noche dónde todo se convirtió en un concierto de tragedia manchada de fantasmas.
Sólo quiero abrir mis ojos algún día y entender que mis sueños son peores que la realidad, que dormir es una pérdida de tiempo y que finalmente soñar está sobrevalorado.
Quiero abrir los ojos y encontrarme con las estrellas y un paisaje que me llene el alma, entender que soy libre y que he conseguido ser independiente y errante.
Quiero cerrar los ojos y sentir un abrazo de verdad, una persona que me quiera por lo que soy y que no lo haga por tradición social. Una persona que me ayude a levantarme y que no esté contaminada y se aproveche de lo que soy.

Ojalá no estuviese encerrada en una pesadilla junto a cosas y personas contaminadas. Ojalá no estuviese torturada por mis fantasmas y la oscuridad de la sociedad.
Ojalá pudiese salir de este mundo materializado y empezar a construir un mundo dónde se aprecie lo que no se pueda tocar y comprar.
Ojalá fuese feliz, aunque no esté en un grado de infelicidad máxima...

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