Punto muerto.

Pienso seguir avanzando,
aunque para ello
deba perder partes de mí misma.
Siento luego existo,
existo porque puedo expresarme.
Sin embargo, el dolor es sordo
y ya me he acostumbrado a no pensar.
Me acostumbré a avanzar,
sin tener nada claro,
por ello estoy en un círculo cerrado.
Sangro, pero nadie puede
curarme las heridas.
Soy demasiado sensible
y me avergüenza,
me escondo y me hago invisible.
Quizás, si enseño demasiado como soy,
el pasado volverá
y me hará trizas.
Me vuelvo débil,
pero aparento ser fuerte.
Sin embargo,
por muchas apariencias,
sigues estando
en el mismo punto muerto.

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