Podéis intentar hacerme daño

Es complicado explicarte, 
que soy muy libre, 
pero que a la vez estoy encerrada en una cárcel. 
Es complicado explicarte, 
que algún día podría querer a alguien, 
pero que ahora me siento fría como la nieve. 
Hay ojos que se quedan impregnados en la memoria, 
momentos que se guardarán en los recuerdos,
sueños que aún quedan por cumplir. 
Hay personas que te hacen sentir grande, 
pero otras se llevan tu esencia, 
como si tu existencia fuera su posesión. 
Hay personas que luchan con toda su vida 
y otras que se esconden tras su miedo. 
No puedo engañarte, 
formo parte de lo segundo. 
Intento suturar mis heridas, 
pero a veces las hago más grande, 
agarro el puñal, 
me recuerdo que no soy libre, 
que todos mis fantasmas me esperan, 
para combatirme en una lucha final. 
Una que es interminable. 
Hace tiempo intenté frenar estos sentimientos, 
intenté olvidar que era ser escritora, 
quizás que era no serlo. 
Sin embargo, 
a pesar de recibir malas críticas, 
de decirme millones de veces, 
que esto no es lo mío. 
No puedo dejarlo, 
pues es mejor dejar mi aliento aquí, 
que combatir esta guerra 
de la peor forma posible. 
Cícatrices, que un día fueron cárcel. 
Cícatrices, que me recuerdan que soy una guerrera. 
Y que nunca dejé de luchar 
contra esta gran adversidad. 

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