Aprender a disfrutar de la soledad

Eran cosas típicas que una niña jugara a "Mamás y papás", pero ella no era la típica madre. 
No tenía marido, ni quería tener hijos o si los tenía era madre soltera con una pareja que no vivía con ella, no dependía de nadie y siempre que la intentaban destruir tenía la suficiente capacidad mental como para levantarse. 
Era sabía, tenía su trabajo y era tal y como quería ser. No buscaba gustar a los demás, sentirse guapa o depender del amor. Tan sólo quería vivir la vida. Ser valiente, fuerte e independiente. 
Y por supuesto si llegaba a querer a alguien, era de esas personas que la salvaban cuando las tenía, pero que si las fallaban tampoco dejaría de vivir sin ese amor. 
Además no dejaba hacerse daño y apreciaba más la mente que todos los lujos que una persona podría querer. Por ello no le interesaba el dinero como método de felicidad, sino que lo utilizaba como una herramienta para disfrutar de él. 
¿Pero dónde ha quedado esa niña? Esa niña que tenía claro que nunca sería una oveja más de la sociedad. 
Esa niña fue creciendo y moldeándose al gusto de los demás. Empezó a tener en cuenta su físico. Deseo tener el amor de su lado, que los chicos la desearan, que la gente la quisiera por lo que aparentaba. 
Esa niña utilizó el dinero como método de la felicidad, pero esa felicidad era efímera y muchas veces era tema del disgusto de conventirse en una parte más de esta vacía sociedad. 
Su felicidad dependió de las opiniones de los demás, de lo que tenían que decir, de la forma en que la juzgaban, de que no la criticasen y no perdiera a la gente. 
Su mente la hizo cobarde, la hizo pequeña, la hizo dependiente de las ideas de los demás, ocultando su ser en una máscara de hierro. 
Sus ideas se deformaron, sus estrellas se apagaron, su fuerza se fue. 
No apreciaba la felicidad en las cosas pequeñas como siempre lo había soñado. 
Y esto fue culpa de dejarse llevar por una sociedad podrida, material, sucia, demasiado simple. 
Una sociedad que solo tiene en cuenta la ropa, las bobadas sociales de unos personajes que son famosos por decir estupideces, una sociedad que te enseña que todo es demasiado fácil. Ésta que te enseña a ser egoísta y a pisar a los demás por no ser pisados, una sociedad que el pez grande se come al pequeño en vez de alimentarlos. 
Una sociedad depredadora y peligrosa. Y me diréis que es natural pues no dejamos de ser animales, pero si vamos tan subiditos de tono por ser tan inteligentes respectos a otros animales, el hombre debería haber aprendido a proteger al débil, en vez de comérselo para hacerse más grande. Porque vale que es sobrevivir, pero el ser humano no necesita hacer eso por el simple hecho de mantener su vida. Es puro placer, egoísmo... 
El ser humano tras su compleja sociedad a creado un personaje que aparenta ser algo que no es.
Desde aparentar ser totalmente  tolerante con el peso de las personas, la ropa, los objetos que tiene, su felicidad, su "condición sexual"... Y miles de cosas que se han inventado tras una larga civilización y decadencia de valores. 
Pero luego estos te critican si vistes una XL, si llevas ropa distinta a la que está de moda, si demuestras que eres infeliz, si eres bisexual o homosexual o otras miles de formas de querer. Critican tu color de piel, tus ojos, tu forma de hablar, critican todo... 
Pero una persona no necesita pesar poco o mucho, tener las cosas más exclusivas, vestir con la ropa más moderna que existe en ese año, tener una pareja estupenda, subir las miles de fotos de tus momentos más felices, para ser feliz. 
Vivimos en una sociedad artificial, ligada a un consumo excesivo y un forma de intentar que un pueblo sea ignorante para manejarlo. Pero vivimos demasiado ocupados para ser conscientes. Y tan solo aparentamos que nuestra vida construida linea a linea es totalmente perfecta. 
El dinero es un instrumento para conseguir cosas que te den la felicidad, pero no es la felicidad en sí. 

Ser conscientes de que todas las personas lloran y son infelices en algún momento de nuestra vida, que las cosas no vienen solas y que hay que tener responsabilidad para diferenciar cuando hay que disfrutar y cuando trabajar. 
Ser conscientes de que el físico, la ropa, los objetos no te dan la felicidad, que como leí en un texto hace un par de años la mejor vacuna contra el mundo es la sabiduría. Y que el hombre es tan inteligente como para aprender de las pequeñas cosas y mantenerlas a salvo para poder seguir disfrutando de ellas. 
Deberíamos luchar por igual, ser justos, trabajar por una igualdad real y no ficticia y de apariencia. 
No todo es amor, riqueza y ser perfecto físicamente. Las cosas más bonitas residen en las pequeñas cosas. 
Pero la sociedad cada vez es más vacía y poco a poco cae en el abismo de la ignorancia. 

Por una vez en mi vida me gustaría que volviera esa niña en mí y me enseñe a ser eso a lo que jugaba. Que me de fuerza para luchar contra un rebaño de ovejas exactamente iguales y ciegas por un mundo artificial. 
Pero antes de nada dicen que la rebelión comienza en uno mismo, así que tendré que enfrentarme para cambiar mis propias hipocresías y luego ayudar al mundo. 
Quizás todos deberíamos hacer eso, pero todo esto es mi opinión. Así que tendrás que buscar la tuya y cambiar conforme a tus ideas, olvidar el rebaño y aprender a disfrutar de la soledad. 

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