Tender a menos infinito

Antes intentaba mirarme en un espejo a la inversa,

veía una sonrisa muy luminosa.

En ese momento sentía miedo,

volvía a las ideas que se esperaban de mí

y me miraba

directamente proporcional a mi cuerpo.

Entonces se dibujaba

una curva que tendía a menos infinito.

Un día, cuando ya rozaba la escala

de los números irracionales,

me cansé de ser lo que esperaban otros

y comencé a escoger esa visión inversa,

romper los pensamientos convencionales

y escoger otra escala

que se adecuara más a mis variables dependientes e independientes.

Y ahora estoy hablando de algo que nunca entendí,

que nunca supe utilizar,

pero lo hago,

sólo que del lado que no se espera,

del lado menos matemático.

Posiblemente, me equivocaré

por sumergirme en un mundo

del que no tengo idea alguna.

Sin embargo, la esperanza no entiende de números.

Y mis emociones están cansadas

de cálculos matemáticos

que nunca conseguían resolver.

No soy matemática,

no entiendo de este mundo,

nunca he sido hábil.

Sólo soy libre cuando encuentro las palabras,

para plasmar,

lo que no sé enunciar tan simplemente.

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