Voy caminando
entre el camino de la incertidumbre.
Ya nada me cura y me salva,
por lo que tampoco
soy capaz de poner
las cosas en su sitio.
No sé de métrica,
ni de gramática u ortografía
y nunca seré una prodigiosa
en este mundo.
Sin embargo necesito escribir,
para llenar mi alma de letras,
antes que de tristeza y desolación.
Porque nunca he podido concebir
un mundo sin ellas.
Porque les regalo lo poco que tengo
y curan los desastres de mí huracán.
Y porque me entienden,
aunque tenga la peor cara posible
y no les pueda regalar nada de cariño.
Quizás algún día me quite la máscara
y deje ver mis letras paseando de mí mano.
Quizás deje de vestirme de inseguridades
y empiece a vestirme de valentía,
aunque al principio
me cueste acostumbrarme
y me vea extraña...

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