Mi pequeño guerrero (dedicatoria)

Cada vez que tengo el alma dormida me la salvas, la cuidas, la proteges. 
Cada vez que me siento perdida me ayudas a salir hacía delante, sabiendo como sacarme del abismo en el que me he adentrado. 
Y por eso eres mi pequeño guerrero. Quizás pequeño porque las pequeñas cosas marcan las diferencias y son las más especiales. Guerrero porque siempre estás luchando para sacar las cosas hacía delante y todo lo haces lo suficientemente pequeño como para que te supere. 
Y es que eres de los pocos que conocen mis cambios de animo frecuentes, mis miedos y fantasmas. 
Eres de los pocos que saben disfrutar del momento de verdad, de los pocos que han conocido mi forma patosa de moverme y mi risa alterada cuando algo me hace mucha gracia. 
De los pocos que saben que regalarme y cuando hacerlo y que saben siempre tener una sonrisa cuando todo alrededor es triste. 
Eres de los pocos que entienden lo que se me pasa segundo a segundo por la cabeza y de los pocos que estarán cuando todo sea negro y oscuro.
Y es que eres el gran tesoro que llevo teniendo desde la infancia y a pesar de que hubo un tiempo que no te tuve, ahora me alegro de hacerlo.
Pues muchas veces eres uno de los pocos que tienen la clave para tranquilizarme cuando todo va realmente mal en mi interior. 
De los pocos que dan luz a toda la oscuridad de mi mundo. 
Y es que eres uno de los mejores regalos que el mundo me podía regalar. 

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