Reflejos

Miro el mar en calma, y hubiese deseado vivir en ese estado constante, pero quizás quién no conoce el oleaje, no conoce los verdaderos ciclos lunares y el movimiento del universo.
Cada vez que llegan estas fechas siento que viene un nuevo ciclo, o al menos me sirve para poner en orden todo lo que no pude colocar durante el curso, quizás, porque aquí comenzó los años más constructivos de mi vida, y donde comencé a conocerme un poquito más. 
Recuerdo aquel viaje tras unas novatadas de carrera, todavía no sabría todo lo que vendría, las personas que rozarían mi vida, y aquellas amistades que a día de hoy siguen marcando mis más profundos logros. Sé que sin ellos, no tendría la valentía de ser tan crítica e irónica como lo fue Quevedo en sus poemas, pero tampoco habría tenido mis momentos de introspección como Frida Khalo cuando estuvo tanto tiempo en cama.
La segunda vez fue una oleada fresca, recuerdo que me gustaba mi reflejo, porque me había conocido, construido, y había conseguido formar los pilares más importantes de mi vida "justicia social", y "dejar un mundo mejor del que había encontrado". Creía que había conseguido la receta secreta para toda la estabilidad emocional, que ya había aprendido lo suficiente y que no necesitaba conocerme más. Pero, como todo, solo fue un reflejo fallido de la ilusión y los sueños, mezclado con ego, ambición, necesidad de poder y soberbia. Como dijo Sócrates: "en realidad los sabios siempre serán aquellos que nunca se lo creerán".

Las siguientes veces simplemente fueron oleadas más fuertes con fracasos, frustraciones, complicaciones, pero aprendizajes, amor, apoyo, nuevas personas, y proyectos inacabados, donde acabé llena de arena, raspada, con agua en mis pulmones, pero aún no habría llegado la sensación de ahogo y sal.

Y aquí llegó el último reflejo, donde he seguido luchando contra la tormenta, donde mis pilares se han vencido, porque a veces la justicia social es frustrante, y te das cuenta de que solo eres una profesional (no las 24 horas del día), y muy humana, así que no puedes salvar a todo el mundo constantemente, ni siquiera a ti misma. Te miras en aquel reflejo e imitas la misma foto (nunca igual), y te das cuenta de que estás en la etapa en la que te estás (re) conociendo, siguen algunas cosas del pasado, pero hay otros aprendizajes que te habrán cambiado para siempre. 
Te das cuenta de que realmente si eres lo suficientemente introspectivo, nunca llegarás a conocerte del todo, pues cada cosa que vas viviendo va marcando un poco más tu carácter. Y, aunque también hay capítulos amargos, todo se puede volver agridulce si sabes observar lo bueno de lo que te ha ocurrido (sin entrar en la situación de igualdad de oportunidades, ya que eso también cambia "un poquitito" la historia). 
Sin embargo, también habrá regalos importantes, que como dijo mi hermana: "nunca podrás llevar en una mochila ", y es que en ese reflejo también entran las personas que siguieron a tu lado, incluso cuando tú mismo o en mi caso yo misma no me soportaba; también entran aquellas personas que han querido quedarse a descubrir lo que portas, riéndose, sonriendo o valorando lo poco que tienes que dar, escuchándote y compartiendo la vida.
En definitiva, todo ese reflejo conlleva muchos colores y vibraciones internas (que yo no sabría explicar, porque de física poquito), que conforma un arcoiris de colores, que, al fin y al cabo, dan intensidad a la vida y son motor de los proyectos que siguen formándose en mi interior, siempre entre mis dos pilares básicos.
Amar y dar amor hace que la vida brille de un modo distinto... Amar libre, sin barreras, sin restricciones. 

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