Pongamos que hablamos de sexualidad...
He decidido reflexionar sobre mis estudios, y sobre ciertas problemáticas que me voy planteando según me voy formando. Para tu recomendación, si la educación no te interesa demasiado o no te apetece tragarte una “chapa” de las mías, querido lector, puedes abandonar tranquilamente la página y no leerlo (yo no me voy a enterar, sólo mandaré a un sicario a tu casa y morirá un gatito por tu culpa 😉).
En otro orden de las cosas, comenzaré a abordar cómo en realidad
la educación no deja de ser una red que se interconecta y, que, para conseguir
muchos de los objetivos que nos planteamos en las acciones educativas, deberemos
trabajar muchos otros, que no son visibles para los ojos, pero que no dejan de
estar ahí.
Hoy vengo a hablar de sexualidad (sí, sexo), pero no vengo a dar
una clase magistral de ello, tampoco te vengo a explicar cómo ponerle un
preservativo a un plátano o la importancia de evitar las Enfermedades de
Transmisión sexual, que, aunque lo esté redactando de manera sarcástica, sí que
me parece importante, pero no es lo único. Precisamente, vengo a hablar de eso
que es invisible a nuestros ojos, pero que se hace esencial.
En la actualidad, tengo la sensación de que la sexualidad no se
aborda de manera correcta, vivimos desde el tabú y el no hablar sobre ello, a sexualizarlo
todo como manera de conseguir la libertad sexual. Y créeme, el problema no está
en decir que no se hable de ello, que no se práctique sexo con otras personas
(lo cual es maravilloso y muy saludable) o no resolver las dudas que existan, pero
se hace necesario hacerlo de forma natural, sin sentirse coartado o sin juzgar
a aquellas personas que decidan vivir su sexualidad cómo le dé la gana.
Para mí, uno de los problemas fundamentales es que no se está
trabajando todo ese currículum oculto: debería abordarse el autoconocimiento,
la sexualidad a lo largo de la vida (porque sí, los niños/as se masturban,
aunque no lo estén haciendo de una manera totalmente deliberada, sino simplemente
por la producción del placer, sin saber por qué sucede eso), la autoestima, la
confianza en la pareja sexual (no hace falta tener un vínculo romántico), el
consentimiento, la empatía, la escucha activa y la superación del placer
propio, porque precisamente lo bonito de las relaciones sexuales es esa consecución
de placer propio, a través del placer de la otra.
Sin embargo, pocas veces se trabaja este currículum, no hablamos
de la necesidad de autoconocimiento para saber qué es lo que te gusta, porque muchas
partes del cuerpo sienten y nos pueden dar placer.
Fuente de elaboración: AEI Noticias (https://aeinoticias.com/media/img/news_banner/2021-12/zonas-erogenas-hombre-mujer.jpg)
Kit kat: Os recomiendo la película de intocable y, también la última
temporada de Sex Education (no os voy a decir qué parte, porque no se
explicarlo sin hacer spoiler, y siendo sinceros, eso está muy feo).
No obstante, también hace falta desarrollar habilidades en
Inteligencia emocional, habilidades sociales y autoestima. Si no nos tenemos en
estima a nosotros, no sabremos poner límites, y sin esos límites, puede que las
otras personas hagan cosas que tú realmente no quieras o te veas forzado a
hacer otras, por el simple hecho de complacer y que no te abandonen. Es
importante destacar, que, dentro de las agresiones sexuales, las que se producen
en pareja son representadas con un alto porcentaje.
También, me parece esencial superar ese falocentrismo (sexo centrado
en la penetración) para establecer nuevas prácticas sexuales, también muy
placenteras y aprender sobre la diversidad de los sexos. Porque sí, convivimos
con problemas en la sexualidad y con disfunciones sexuales. Y no, no pasa nada
si se tienen problemas de erección, o si no puedes conseguir que te penetren
sin dolor, lo que se conoce como Vaginismo, pero se habla más bien poco de
ello. Partiendo de la base de que los preliminares no existen, del que el sexo
oral sigue siendo tan sexo como la penetración o que hay muchas partes que son
estimulantes, podemos deconstruir la imagen dada por la medicina, la biología,
lo centrado en la reproducción e incluso la imagen de la pornografía (de la que
hablaré al final de este pequeño artículo).
Pero, es que, además, tenemos la suerte de que se podrían tratar
temas sobre la diversidad sexual: sobre que las vulvas no son todas iguales y de
que los penes tampoco, de que no existe uno bonito y otro feo o que da igual el
tamaño (en realidad se piensa que cuanto más larga mejor, pero os contaré un
secreto, lo importante, también, es el ancho y es lo que produce más placer 😉).
Igualmente, se podría abordar que las chicas no son o de
penetración o clitorianas (gracias, Freud, siempre te superas para que me
caigas peor). Os dejo este vídeo tan chuli:
https://www.youtube.com/watch?v=J_3OA_VZVkY&t=79s
Finalmente, me gustaría detenerme mucho más y poder ahondar más
en el tema, pero tengo otros quehaceres con mi formación y tampoco tengo muchas
más claves. Sería interesante abordar el cómo hacerlo, cómo conseguir una mejora
en las acciones educativas respecto a la sexualidad y qué herramientas serían
mejores, evaluar e investigar. Sin embargo, aunque tire la piedra, pero esconda
la mano, esto es un tema que se lo dejo (encantada) a las investigaciones y a
los equipos multidisciplinares (también sería importante hablar de la
superación de la competición y empezar a conseguir una sinergia de las ciencias,
pero eso lo dejo para futuros temas).
Al final, va a ser que tenia razón Krahe y no todo va a ser
follar, aunque tampoco esté nada mal.
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