Un nudo.

Tengo un nudo en mi epicentro que quiere decidir por mí y que cree conocerme mejor que yo. 
Tengo un nudo que quiere que deje de escribir, porque cuando lo hago y lo termino, él ya no suele estar a mi lado. 
Sin embargo, como dice el tópico: a veces es mejor estar sola, que mal acompañada. 
Y si algo me gusta, a ratos cortos, como un café amargo, es la soledad disfrutada. Y le añado el adjetivo, porque hay otra soledad dañina y tóxica que aparece y te abraza, te oscurece, te hace sentir pequeño.
Esa soledad lleva varios días viviendo conmigo y siempre aparece cuando el resto de cosas están torcidas. Es compañera, pero no es buena, porque no todo lo que te acompaña te hace bien. 
Me ha dicho que es momento de encontrar a gente, pero a mí no me apetece abrir mi puerta a cualquiera, no estoy preparada para ello. 
Me ha pedido, que, por favor, deje de vestirme cómo lo hago, que cambie mi físico, que deje de ser yo misma. El caso, es que ayer me miré al espejo y vi mi imagen distorsionada, deseando ser de todo, menos mi cuerpo. 
Lo que no sabe la soledad es que ahora tengo nuevas compañeras y que esta vez les voy a empezar a hacer más caso, porque aunque no vaya todo "recto como un junco", aunque yo tampoco lo sea, prefiero ir por un camino distinto y conocer lo bueno por venir. 
Estoy cansada y, esta vez, de todas las opciones voy a priorizar la que me deje decidir por mi misma e invite a mis monstruos a tomar un café (o, bueno, una cerveza mejor) y me haga su amiga y comience a entender porque siguen a mi lado. 
Estoy cansada de cerrarme las puertas a mí misma y dejar de hacer aquello que me gusta, porque eso supone ser diferente a lo que la sociedad espera de ti. 
Pero, es que nadie somos sociedad y todos somos el conjunto de ella. 
Quizás si me revelo, si libero mis propios cuervos, si dejo que las estrellas sigan su rumbo y yo guiarme por las cosas del día a día. 
Quizás, si comienzo a dar pasos en vez de aferrarme a lo que tengo, aunque no me haga feliz. 
Quizás, ayude a romper el concepto sociedad, para ser uno con los otros. Y conseguir que unos ojos brillen de nuevo, que alguien me regale una sonrisa o que me diga que, aunque sea por un segundo, le he hecho un poco más feliz, porque entonces a mí también me habrá hecho feliz. 
Quizás no está mal ponerse los mismo vaqueros viejos y un jersey desgastado y apostar un poco más por esa imagen que veo, sin estereotipos, sin expectativas, sin incertidumbre, sin atarme a un tronco por manifestarme contra mí misma. 
Porque todos somos libres, pero a veces somos nuestra propia jaula. 

Comentarios

Entradas populares