Divagaciones

El mundo está lleno de caretas. Aunque no lo creas, tú también cargas con una. 
Y aun así sigues avanzando como puedas y haces lo posible por seguir andando con todo el peso que tienes en los hombros. Pero, poco a poco sientes las contracturas, la tristeza, el dolor. 
En realidad, el mundo está lleno de caretas y oscuridades. Somos, sin quererlo, el espectáculo de luces y sombras.
En realidad, hay personas que siguen avanzando con un peso ensordecedor y no se quejan, otras que, aunque su peso sea liviano, ellas lo sienten como un edificio a sus espaldas (y no es su culpa). 
Hay tantas caretas, como personas. Pero, siempre hay algo que nunca miente: los ojos de cada una de las personas que nos rodean.
Los ojos de las personas dicen mucho más que ellas mismas, ojos brillantes, llenos de odio, llenos de dolor y algunos que han vivido experiencias tan duras, que incluso mirándolos no puedes acertarlo. Hay miradas que han visto la guerra en sus carnes, otros el hambre y otras la situación de vulnerabilidad.
El caso es que el mundo es un caos e, incluso los que tenemos pesos livianos nos acaba doliendo en cierto modo el alma. Somos seres vivos que, por el raciocinio, quizás nuestra composición biológica, nuestra conexión psicológica, nuestro entendimiento social… nos complicamos. Pero, esa complicación es tan peculiar, que, aunque difícil, llama la atención. Hemos creado normas sociales, de convivencia, normas transformadas por las historias y las sociedades. Sin embargo, seguimos teniendo cosas básicas que ni la evolución ha podido con ellas y es que la mirada es la puerta a un mundo que no se entiende con la comunicación, las acciones, etc. En realidad, es la comunicación en sí misma, la primera forma que tenemos de mantener contacto con muchas personas que nos rodean, la forma de decir “te quiero”, sin decirlo.
A veces necesitamos estar en silencio, mirar a los ojos y ayudar a las personas a hacer algo con su dolor. Porque, siempre hay dos opciones: o que tu propio dolor te coma o transformar el dolor en algo que te sea útil para tu existencia. A veces podemos ser como sociedad, a veces como persona, a veces como profesionales. 
El caso, es que echo de menos que las personas vayan más lentas y se acuerden de mirar en los ojos, en el alma de las personas y en buscar la esencia de cada uno.
Todos tenemos algo que aportarle al mundo y eso siempre es una puerta a una sociedad mejor o al menos a un bienestar más allá de tan sólo el personal. 

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