En común...

Le dije que éramos almas separadas, pero él no entendió nada o eso creí.

Le cogí de las manos y me lo llevé a nuestro sitio preferido. Nos sentamos en el banco como siempre, tú bebiendo del vaso de café, nervioso, y yo con la lata de cerveza bebiendo lentamente. Entonces nos miramos durante cinco largos minutos, pude ver tu miedo en los ojos y creo que tú viste mi decepción, una que no se había ido después de tantos años. Pude ver todo lo que necesitaba ver, pude entenderte y perdonarte. Tú notaste todo aquello y creo que fue cuando me sonreiste, sabías que seguía siendo la misma tonta enamorada, enamorada de tus grandes ojos verdes, de tus mofletes rojizos y tu piel pálida, de tu pelo rubio y de tus lunares. Enamorada de tus errores, tu misteriosa forma de ser y tus sentimientos, que me entendían perfectamente. Entonces pasaron los cinco minutos y te dije que te quería como tantas otras veces, con ese miedo intenso y esa ilusión ¿por qué lo había hecho? Y tú me respondías con aquel beso que me demostraba que nunca me habías dejado de querer, pero este beso supo a despedida y dolió como un puñal en el corazón, como una rosa con espinas. Acabó el beso y me diste un abrazo y me acariciaste la cara, en ese momento te levantaste y me di cuenta de que te ibas a ir, antes de ir al restaurante, de ver las estrellas y después dormir a tu lado. Entonces te grite que esperaras y te dije que te quedarás como tantas otras veces, pero no lo hiciste y te di mi colgante, el que tantas veces me había dado fuerzas en la soledad. Te pregunté si te volvería a ver con lágrimas en la cara y me dijiste "somos almas separadas", entonces me giré y fui a por mi mochila. Por un segundo noté su respiración en mi espalda y me giró, me volvió a mirar a los ojos y se acercó a mi oreja y muy débilmente me susurró "Somos almas separadas, ¿pero crees en el destino? Capaz de separarnos por mala suerte, para venir y juntarnos aquí y ahora. Nunca has luchado por mí lo suficiente y sé que no es porque no quieres, si no porque tienes miedo, porque crees en el destino y en la mala suerte y porque siempre tienes un "no" antes de cualquier respuesta. Como ví en una película, no puedes saber cuando te van a hacer daño en la vida, pero si puedes elegir quien. Quizás debas arriesgarte y perder y al menos haberme elegido como tú perdición. Porque sé que tú me quieres y que yo te quiero mucho, pero somos almas separadas no por el destino o la suerte, sino porque nunca hemos sido capaces de hablarnos y decirnos que nos queremos." Y me volvió a besar, un beso que nunca olvidaría, un beso apasionado y un beso sobretodo sincero. En ese instante me desperté y me incorporé temblando, me toque los labios y me volví a echar en la cama, todo había sido un sueño. Al día siguiente nos vimos y empezamos a hablar, tanto que supimos que el sueño fue en común.

V.K. Texto ficticio

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