Por si el destino vuelve

La belleza está en los ojos de quien los mira. 
Y, aunque yo nunca podré decirte toda la inspiración que me regalaste, recuperé una musa en mi pequeña literatura. 
Reconozco que necesitaba de tus versos en mis líneas. 
Y que te esperé con el café frío encima de la mesa, 
aunque entendí que el destino tenía elegido otro plan para nosotras. 
Es la pena de conocer a las personas en un compás en el que no tocaba, pero también es lo bonito de entender que la vida tiene esos pequeños momentos en los que te sientes acompañada, aunque no se cumpla lo que tú deseas. 
Y, aunque nunca podría romper el sino que nos separa, aunque no podría romper las barreras, ni los muros por mucho que me hubiese gustado, siempre serás de mis musas preferidas. 
Sentí tu cercanía, sentí el aprendizaje, y disfrutaba de tu pequeña compañía, siendo un regalo para mi pequeña esperanza y vida. 
Agradeceré a la simple casualidad por ser una de las apariciones más bonitas. 

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