Luces y sombras

Como en todo la vida, las cosas siempre muestran luces y sombras, no podría entenderse el espacio donde vivimos y el arte sin las dimensiones, los contrastes y los colores. A veces podemos ver un lugar e imaginar una vida idílica en él, pero siempre sufrirás y vivirás el riesgo de descubrir que también existían cosas que no eran tan maravillosas como pensaste, sin embargo, existe la magia de transformar la oscuridad, el miedo, la ira, y las ideas preconcebidas en nuevas aventuras que den sentido a nuestra existencia.
Quizás todo aquello que parecía perfecto se ha truncado en tu mente, quizás volviste a incumplir aquellas promesas que te hiciste, y ya has abrazado demasiadas veces a la soledad y al miedo con todo tu dolor y lágrimas en los ojos, pero incluso en esa oscuridad, una luz tenue te alumbra, ya que no volverás a ser la misma persona que fuiste antes de todas estas experiencias.
Las luces y sombras, podrían relatarse a través de los edificios abandonados, en concreto los hospitales, orfanatos y psiquiátricos, ya que suelen ser una buena escenografía para las películas de miedo; donde espíritus malignos, llenos de ira y de odio, buscan dañar a su entorno. No obstante, nunca se ha planteado todas las historias que pudieron nacer allí, historias de amor, de lucha, de resiliencia… Y de nuevo se observa como en aquellas escenografías que tanta adrenalina nos crean, también hubo luz en los espacios, hubo habitaciones donde brillaba la calidad humana, los recuerdos, los anhelos, y la ambición…

Sólo sé, que por suerte, tuve la experiencia de caminar por un pasillo, que ya había etiquetado como "lugar terrorífico", quedándome anodada ante las luces que entraban por aquella ventana y dándome cuenta de la suerte que había tenido.

Mi suerte fue diisfrutar de una amistad que rompe los límites y las barreras del tiempo, volviendo a encontrar la complicidad y la admiración de siempre, además del cariño; unos ojos y una sonrisa que me recuerdan la razón de estar viva, las ganas de enfrentarme a ciertos fantasmas y sentirte en calma cuando te agarran de la mano, sabiendo que a veces sin palabras una persona puede transmitirte mucho más; personas que te aceptan como eres, aunque no las conozcas de nada y que hacen de una visita tu hogar y tiempo de calidad, además de descubrir nuevas historias, cualidades y conversaciones que te harán crecer.

Suerte es la luz interna que ha vuelto a aparecer en mi vida tras este fin de semana, y que reconocí mirando por aquella ventana. 


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