Días raros

Son días raros, pero son días raros para todos. 
Siempre preocupada por lo que la gente diría, sin ser capaz de abrir mi corazón, sin dar un último abrazo antes de las despedidas. 
Y es curioso, que para lo poco que me gusta recibir cariño, sentir que me rodean con los brazos, mirar a los ojos de las personas para decirles con la mirada que están seguros y sentir una conexión... Me gusta mucho mentir sobre ello y darle la vuelta a lo que realmente estoy sintiendo. 
Y es que son días raros, porque todo eso que para mí era un caos, era un juego que me hacía parecer de piedra y solo abrirme con aquel que me rompiera los esquemas del miedo. Ahora, simplemente, ha sido un obstáculo para vivir la libertad plena, para recibir todos los abrazos que tuvieran que darme, para perder el miedo a que me quieran de verdad. 
Y son días raros, porque ya no hay contacto, ya no hay la posibilidad de ver el rostro de la persona que tienes enfrente, de poder ver la pureza de los sentimientos y pensamientos. 
Son días raros, pero estos han hecho que comprenda que no puedo perder ningún día más en parecer una piedra, cuando realmente tengo una marea de sentimientos en mi interior y soy así de intensa. 

Comentarios

Entradas populares