Echo de menos


Echo de menos perderme en la mirada de un desconocido.
El hastío de subirme a un bus, para ir a la clase de siempre.
Mirar la sonrisa de alguien y volver a tener fe en la humanidad.
No era tan horrible,
pero valoraba poco la libertad que tenía.
La libertad de estudiar junto a mis amigos,
de beberme una cerveza
en aquellas calles que tanto me han dado,
mis primeros amores,
mis primeros versos,
mis primeras alegrías
y mis primeras inspiraciones.
A veces el mayor regalo,
sólo consiste en esos abrazos cuando sientes que no puedes más.
Echo de menos ponerme música,
perderme por tus calles,
sentir que me siento enamorada de una ciudad.
Echo de menos perderme en el arte de las cosas,
hacer poesía de casualidad
y sentarme a observar el tiempo.
Echo de menos leer en el bus,
no tener rumbo,
acabar con mis amigos
y entonces no tener tiempo.
Echo de menos,
pero sigo teniendo a la gente que me quiere
y eso hace que pueda seguir respirando fuerte.

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